08/12/2023

¿Por qué filosofía?

La curiosidad es una actitud innata en los seres inteligentes. La vemos en el bebé que abre cajones, en el usuario de internet que se adentra en páginas web con un título sugerente, en los asiduos de la prensa del corazón, en el científico que investiga, y hasta en los animales. No en vano se dice que la curiosidad mató al gato.

Podemos decir, especialmente en relación a la especie humana, que la curiosidad es una muestra del deseo de saber que, en mayor o menor medida, nos empuja continuamente a querer saber cosas, a cada uno según sus intereses, desde las más prosaicas a las más profundas. Ya lo dijo Aristóteles, nada menos que en el comienzo de su Metafísica: Todos los hombres -todas las personas humanas- desean por naturaleza saber. Y desde siempre, el hombre se ha preguntado si ese día iba a poder cazar lo suficiente para comer, qué tiempo haría el próximo invierno o si el tiempo de su muerte estaba cercano.

Y más allá de eso, el hombre se ha formulado preguntas más abstractas, como de dónde venimos y adónde vamos, o si todo esto está ordenado o simplemente está sometido al caos. Sobre estas últimas preguntas, desde muy antiguo, multitud de personajes han indagado e incluso algunos han intentado dar respuestas. Solo el hecho de plantear las preguntas a lo largo de la historia ha contribuido a que nosotros seamos lo que ahora somos. Las respuestas, está claro, también han sido muy relevantes, pero aunque muchas se suben a las espaldas de las anteriores, parece que todavía hay mucho espacio para seguir reflexionando.

En los tiempos de la llamada inteligencia artificial, en que se nos sugiere que la máquina puede dar soluciones más avanzadas y mejores a los problemas cotidianos o no, me propongo con este blog recordar o presentar por vez primera algunas de las aportaciones de quienes a lo largo de la historia se han dedicado a reflexionar sobre los aspectos más generales de nuestra existencia y sobre los problemas fundamentales que nos planteamos. Se trata en todos los casos de un producto exclusivamente humano, fruto de la reflexión y a veces de la experiencia.

En una coyuntura histórica en que parece que la confianza en el talento humano cotiza a la baja mientras que emerge una alternativa mecánica con unas potencialidades que ahora ignoramos, me propongo volver la vista a algunas de las preguntas y respuestas con las que se ha enriquecido la mente humana y que a todos y a todas nos interesan o nos podrían interesar.


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