24/12/2023

El primer pensamiento científico: la lógica de Aristóteles

 

Aristóteles y Platón

Aristóteles (-384 -322) es el primer pensador que presenta un cuerpo filosófico sistemático. Su monumental obra abarca tanto la física como los problemas éticos; introduce, como veremos, la lógica; resume y rebate a los antiguos estableciendo los fundamentos de la ontología y de lo que luego se llamaría metafísica; trata sobre la política y sobre las ciencias naturales, e incluso sobre economía y sobre la poética.

Fue alumno de Platón, pero pronto se apartó de las enseñanzas de su maestro, especialmente respecto a la teoría platónica de las ideas, descartando que la verdadera realidad, como afirmaba Platón, fueran los arquetipos o ideas – es decir, que la idea de caballo, de mesa o de belleza sea algo existente y separada de los individuos que participan de ella y de la cual son meras copias- para afirmar que lo real es el sujeto de las propiedades. 

Si nos fijamos en las dos figuras centrales del fresco La escuela de Atenas que nos dejó Rafael Sanzio (1483-1520) en una de las estancias del Palacio Apostólico del Vaticano, que son Platón y Aristóteles en plena conversación, veremos que el primero señala hacia al cielo, hacia el lugar celeste en que habitan las ideas, llevando bajo el brazo un ejemplar del Timeo, que es su obra más netamente cosmológica, mientras que el segundo extiende su mano sobre la tierra mientras en la otra sostiene un ejemplar de su Ética1, significando con ello que sus respuestas se fundamentaban en el mundo sensible. De este apartamiento entre maestro y alumno da cuenta el propio Aristóteles en la Ética a Nicómaco2

Quizá sea mejor examinar la noción del bien universal y preguntarnos qué quiere decir este concepto, aunque esta investigación nos resulte difícil por ser amigos nuestros los que han introducido las ideas. Parece, sin embargo, que es mejor y que debemos sacrificar incluso lo que nos es propio, cuando se trata de salvar la verdad, especialmente siendo filósofos; pues, siendo ambas cosas queridas, es justo preferir la verdad.

Amonio de Hermia (440-520), en su Vida de Aristóteles, le atribuye la frase amicus Plato sed magis amica veritas3, que es probablemente la más excelente forma de expresar un desacuerdo, y en el otro lado, Diógenes Laercio4 pone en boca de Platón que

Aristóteles nos tira coces, como hacen los potrillos con sus madres.

Se considera a Aristóteles como el iniciador de la lógica, ala que llama analítica, y es el primero que de forma sistemática o dispersa, crea un cuerpo dogmático sobre ella. Sus escritos sobre lógica, Categorías, Sobre la interpretación, Analíticos primeros, Analíticos segundos, Tópicos y Sobre las refutaciones sofisticas, fueron reunidos por el compilador de la obra aristotélica, Andrónico de Rodas (siglo I a. C.), en un compendio que más tarde recibiría la denominación de Organon, aunque también encontramos en la Metafísica aspectos importantes en esta materia. Se puede decir que el objeto de Aristóteles es establecer una teoría del razonamiento e identificar el razonamiento perfecto para distinguirlo del imperfecto5. En el desarrollo de ese objeto podemos identificar tres hitos que intentaremos comentar a continuación.

Los principios de la lógica

Aristóteles se plantea en la Metafísica6 el estudio de los principios de los axiomas7, porque el matemático o el físico se sirve de los axiomas generales pero solo de un modo particular, por lo que la filosofía primera, que estudia los objetos bajo a relación del ser en tanto que ser y no los seres particulares ni sus accidentes, ha de analizar los axiomas en sí y determinar, a su vez, los principios que los convierten en válidos o, al menos, los que no pueden contradecir. Aristóteles identifica en este punto tres principios fundamentales: el principio de identidad; el principio de no contradicción; y el principio del tercero excluído.

El principio de identidad implica que todo ser es idéntico a sí mismo. Este principio ya había sido adelantado por Parménides al afirmar que el ser

Ni nunca fue ni será, puesto que es ahora, todo entero, uno, continuo. Pues ¿qué nacimiento podrías encontrarle? ¿cómo y de dónde se acreció? No te permitiré que digas ni pienses de "lo no ente", porque no es decible ni pensable lo que no es. Pues, ¿qué necesidad le habría impulsado a nacer después más bien que antes, si procediera de la nada? Por tanto, es necesario que sea completamente o no sea en absoluto8.

Aristóteles considera que no hay un principio más cierto que este, que

no es posible que una misma cosa sea y no sea a un mismo tiempo9.

Complementario al principio de identidad es el de no contradicción, que es el siguiente:

es imposible que el mismo atributo pertenezca y no pertenezca al mismo sujeto, en un tiempo mismo y bajo una misma relación10.

Por último, el principio del tercero excluído significa que dos proposiciones contradictorias11 no pueden ser verdaderas, y además, excluyen un término intermedio12.

Así lo explica Aristóteles:

Todo cambio tiene lugar en los opuestos, es decir, en los contrarios y en la contradicción. No hay medio entre las cosas contradictorias: evidentemente entre los contrarios es donde se encuentra el intermedio13.

Las categorías

Aristóteles afirma que cuando se habla, se dicen cosas en combinación y otras sin combinar14. Se dice, en combinación, un hombre corre, un hombre triunfa, y sin combinar, hombre, buey, corre, triunfa. Lo que se dice sin combinación,

o bien significa una entidad, o bien un cuanto, o un cual, o un respecto a algo, o un donde,

o un cuando, o un hallarse situado, o un estar, o un hacer, o un padecer. Es entidad -para decirlo con un ejemplo-: hombre, caballo; es cuanto: de dos codos, de tres codos; es cual: blanco, letrado; es respecto a algo: doble, mitad, mayor; es donde: en el Liceo, en la plaza del mercado; es cuando;. ayer, el año pasado; es hallarse situado: yace, está sentado; es estar: va calzado, va armado; es hacer: cortar, quemar; es padecer: ser cortado, ser quemado.

Por separado, por sí misma ninguna de estas expresiones da lugar a afirmación alguna, que aparece cuando se combinan, y entonces puede aparecer una afirmación verdadera o falsa, de modo que las cosas dichas por separado no son ni verdaderas ni falsas, como, por ejemplo, hombre, blanco, corre, vence.

Aristóteles identifica diez categorias en las que se encuadran todas las expresiones sin combinación, que son las que utilizamos en el lenguaje: entidad, cantidad, relación, cualidad, lugar, tiempo, situación, hábito acción y pasión. En las Categorías, Aristóteles solo nos explica cuatro de ellas, aunque al final de la cuarta se detecta un salto en el texto que probablemente indica que falta un fragmento.

- La primera, la entidad o substancia

es aquella que, ni se dice de un sujeto, ni está en un sujeto, v.g.: el hombre individual o el caballo individual (...)de las cosas que se dicen de un sujeto, es necesario que tanto el nombre como el enunciado se prediquen de dicho sujeto (...). La substancia es el soporte de las demás categorías, que son los accidentes.

- La cantidad;

- La relación, lo que se dice respecto a algo

Se dicen respecto a algo todas aqueIlas cosas tales que, lo que son exactamente ellas mismas, se dice que lo son de otras cosas o respecto a otra cosa de cualquier otra manera; v.g.: lo mayor, aquello que es exactamente, se dice que lo es comparado con otro, pues se dice mayor que alguna cosa, y lo doble se dice que es lo que es comparado con otro, pues se dice doble de alguna cosa; de la misma manera también todas las demás cosas de este tipo. También son de lo respecto a algo cosas como estas: estado, disposición, sensación, conocimiento, posición; (...).

- La cualidad, dentro de la cual distingue varias especies: el estado, lo estable y duradero, e incluso, lo inamovible, y la disposición, lo fácilmente mudable; lo que se dice por capacidad o incapacidad natural, como lo duro o lo blando; las cualidades afectivas -que afectan a los sentidos, como la dulzura y el frío-, y las afecciones, que no tienen carácter permanente; y la figura y la forma.

El silogismo

Mediante el silogismo, Aristóteles intenta establecer un camino seguro mediante un método exclusivamente formal para razonar correctamente. Aristóteles describe el silogismo en su obra Analíticos primeros15, donde nos explica que la proposición es un enunciado afirmativo o negativo de algo acerca de algo.

El término es aquello en lo que se descompone la proposición: el predicado y aquello sobre lo que se predica, con la adición del ser o el no ser.

El razonamiento es un enunciado en el que, sentadas ciertas cosas, se sigue necesariamente algo distinto de lo ya establecido por el simple hecho de darse esas cosas, es decir, que no se precise de ningún término ajeno para que se dé necesariamente la conclusión.

Y, por último, Aristóteles denomina silogismo perfecto al que no precisa de ninguna otra cosa aparte de lo aceptado en sus proposiciones para mostrar la necesidad de la conclusión.

El silogismo está formado por dos premisas de las cuáles se extrae una conclusión con una información que no se encontraba en las premisas, que se deriva de su conexión y que es necesariamente verdadera. El ejemplo clásico es el siguiente:

Premisa (mayor): Todos los hombres son mortales

Premisa (menor): Sócrates es hombre

Conclusión: Sócrates es mortal

Las premisas pueden ser de cuatro tipos:

Universal afirmativo: Todo S es P

Universal negativo: Ningún S es P .

Particular afirmativo: Algunos S son P

Particular negativo: Algunos S no son P

Lo que vincula las premisas y permite extraer la conclusión es el término medio, el elemento común que no aparece en la conclusión, que puede ocupar varias posiciones que dan lugar a lo que Aristóteles llamó figuras, que son tres:


Primera figura                       Segunda figura                 Tercera figura

M es P                                    P es M                             M es P

S es M                                   S es M                              M es S

_____                                    ______                              ______

S es P                                   S es P                                S es P


Se trata, por tanto, de un método deductivo, porque parte de verdades universales para obtener verdades particulares. Se puede discutir que el mecanismo tiene su parte débil en la consideración de universales de las verdades en que se sostiene, pero cumplida esta premisa, el mecanismo funciona. Y supuso un gran avance para el pensamiento occidental, que utilizó la lógica aristotélica durante siglos.

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1Que realmente fueron dos: la Ética a Nicómaco y la Ética a Eudemo.

2 Ética a Nicómaco, 1096a.

3 Amigo Platón, pero más amiga la verdad.

4 Vidas de los más ilustres filósofos griegos, vol. I, pág.183. Orbis, SA. 1985.

5 Analíticos primeros, en Tratados de lógica (Organon), vol. 2, pág.93. Editorial Gredos, SA. Madrid 1995.

6 Metafísica, pág. 287. Colección Austral, núm. 399. 10ª edición. Espasa Calpe. Madrid 1981.

7 Un axioma es un principio básico e irreductible que se considera verdadero o evidente y que el que se apoya un sistema de proposiciones.

8 C.S. Kirk, J. E. Raven y M. Schofield: Los filósofos presocráticos, parte 1, pág. 53. Editorial Gredos.

9 Metafísica, op. cit., pág. 237.

10 id., pág. 78.

11 Se trata de proposiciones que se excluyen mutuamente y solo una de ellas puede ser verdadera: Sócrates es mortal/Sócrates no es mortal.

12 En la disyuntiva anterior no cabe una proposición intermedia.

13 Metafísica, op. cit., pág. 256.

14 Categorías, en Tratados de lógica (Organon), op. cit., vol. 1, pág. 31.

15 Analíticos primeros, en Tratados de lógica (Organon), op. cit., vol. 2, pág. 10 y ss.

09/12/2023

Platón. La explicación a través de mitos.

1. Platón

Es una idea generalizada que Platón (-427 -327) es el filósofo más influyente de la historia. No lo es porque haya desarrollado una obra sistemática, que en su casi totalidad se nos ofrece en forma de diálogos y en la que trata sus argumentos principales de forma dispersa y con mayor o menor intensidad en los textos respectivos. Lo es porque adelanta un conjunto de temáticas que nunca hasta entonces habían sido tratadas y que son el esquema general del que parten los filósofos a partir de entonces. Lo resume Alfred North Whitehead (1861-1947) diciendo que

La caracterización general más segura de la tradición filosófica europea, es que ésta consiste en una serie de notas marginales a Platón.1

En la mayor parte de sus diálogos, Platón hace protagonista al que había sido su maestro Sócrates (-470 -399), y como éste no escribió nada, no sabemos a ciencia cierta qué procede de las enseñanzas de Sócrates y qué es original de Platón. Hay que decir que Platón se autocorrigió o matizó en algunos puntos, sobre todo al final de su obra, en que la influencia del maestro quedaba ya lejana.

Si hemos de creer al historiador griego Diógenes Laercio (¿180? ¿240?), Platón se llamaba en origen Aristocles, pero le fue mudado el nombre por su maestro de lucha por la buena proporción del cuerpo, aunque el historiador apunta también que el cambio de nombre se produjo por lo amplio de su locución e incluso porque tenía la frente ancha2.


2. Los mitos platónicos

Un aspecto a destacar de sus obras es que Platón recurrió a los mitos en la exposición de sus enseñanzas, pero no a la manera de sus antecesores, para quienes el mito era la explicación de un determinado fenómeno3, sino para ejemplificar la explicación del fenómeno mediante metáforas con imágenes y símbolos muy originales y persuasivos, a modo de alegoría.

A lo largo de la obra platónica encontramos mitos como el anillo de Giges, en que para explicar cómo los buenos lo son contra su voluntad, porque no pueden ser malos, nos relata cómo un pastor, al ponerse un anillo hallado casualmente se volvió invisible y ello le sirvió para cometer todo tipo de desmanes, lo que le sirve para concluir que el justo, si pudiera, haría como el pastor, pero no puede4.

O el mito de Thot o Theut, antiguo dios egipcio inventor de la escritura, que consideraba que serviría para vigorizar la memoria, pero el rey de Egipto, Thamus, lo refutaba diciendo que por el contrario, la escritura provoca el descuido de la memoria porque los que aprendan de este modo, dado que conocer es recordar, fiándose de la escritura, recordarán de un modo externo, valiéndose de caracteres ajenos; no desde su propio interior y por sí.5

O el mito de Er, guerrero que muerto en batalla volvió la vida para explicar sus vicisitudes en el otro mundo, que sirve a Platon para desarrollar su tesis sobre la inmortalidad del alma y los premios y castigos para los que han obrado justa e injustamente6.

Pero nos vamos a centrar en dos de los mitos o alegorías más conocidos de Platón: el mito de la caverna7 y el mito del carro alado8.


3. El mito de la caverna

En el mito de la caverna, Platón expone algunas de sus tesis favoritas: su teoría de las ideas, la existencia de un mundo sensible y otro inteligible, la existencia de una verdad objetiva, la distinción entre apariencia y realidad, la educación... El espacio físico en que se desarrolla la escena se presenta así:

Imagina una especie de cavernosa vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino suponte que ha sido construido un tabiquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquéllos sus maravillas.

Por detrás de la pared -el tabiquillo- circulan personas hablando y en silencio que transportan toda clase de objetos y de imágenes a una altura que sobrepasa la pared, y que por efecto de la luz desprendida por el fuego proyectan sombras sobre la parte de la caverna que se encuentra frente a los que se encuentran atados. Para estos, dada su peculiar situación, la realidad son las sombras y los sonidos que les llegan desde detrás, porque no conocen otra cosa, y de ellas hablan entre ellos, puesto que es todo que conocen.

Lo que plantea Platón es que, si uno de estos prisioneros fuera liberado y volviera la vista hacia atrás, hacia de donde viene la luz, sentiría dolor y no reconocería como reales las figuras y objetos que ahora se le muestran, apegado como está a su conocimiento de las sombras. Y si se le forzara a salir a la luz del sol, quedaría cegado por ella y no vería las cosas reales. Necesitaría acostumbrarse, y

Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras, luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio. (...) Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio (...).

Con esta nueva perspectiva de la realidad, prosigue Platón, el liberado se sentiría feliz y se compadecería de sus antiguos compañeros de reclusión, y si volviera a la caverna, además de ser envuelto de nuevo por la oscuridad, los que en ella se encuentran no le creerían, se burlarían de él por haber vuelto de la superficie con los ojos estropeados y se resistirçian ferozmente de quien intentara desatarlos y hacerles subir.

Con esta alegoría, Platón explica que el mundo sensible, el que percibimos a través de los sentidos, no és más que una copia imperfecta o un reflejo vago del mundo de las ideas, al que se accede por el razonamiento y el conocimiento. La técnica expositiva que utiliza Platón la mayoría de las veces, el diálogo, es una muestra del camino que se ha de seguir para superar la visión de la realidad que nos dan los sentidos, que nos acercan a una realidad imprecisa y cambiante, para acceder al mundo de las ideas, que es real e inmutable. Mediante el diálogo, los protagonistas indagan sobre alguna cuestión, por ejemplo, como se hace en el Menón, si la virtud puede o no enseñarse, o en el Fedón, si el alma es inmortal, dando paso a una dialéctica de preguntas y respuestas en busca de la verdad.

Este método tiene un origen en la mayéutica socrática, en la que a partir de una manifestación de ignorancia sobre un determinado tema por parte del protagonista y la formulación de preguntas que el interlocutor iba sucesivamente respondiendo se llegaba a una respuesta aceptada por todos. Método que Sócrates decía haber heredado de su madre Fenarete que ejercía de partera9 porque de este modo extraía de sus interlocutores lo que ya tenían dentro de sí.


4. El mito del carro alado

En el mito del carro alado, Platón explica su concepción del alma y cómo actua en la eterna lucha entre el bien y el mal. Así describe Platón el alma:

Podríamos entonces decir que se parece a una fuerza que, como si hubieran nacido juntos, lleva a una yunta alada y a su auriga. Pues bien, los caballos y los aurigas de los dioses son todos ellos buenos, y buena su casta, la de los otros es mezclada. Por lo que a nosotros se refiere, hay, en primer lugar, un conductor que guía un tronco de caballos y, después, estos caballos de los cuales uno es bueno y hermoso y está hecho de esos mismos elementos, y el otro de todo lo contrario, como también su origen. Necesariamente, pues, nos resultará difícil y duro su manejo.

Más adelante se describe a cada uno de los caballos:

de ellos, el que ocupa el lugar preferente es de erguida planta y de finos remos, de altiva cerviz, aguileño hocico, blanco de color, de negros ojos, amante de la gloria con moderación y pundonor, seguidor de la opinión verdadera y, sin fusta, dócil a la voz y a la palabra. En cambio, el otro es contrahecho, grande, de toscas articulaciones, de grueso y corto cuello, de achatada testuz, color negro, ojos grises, sangre ardiente, compañero de excesos y petulancias, de peludas orejas, sordo, apenas obediente al látigo y los acicates.

El alma pues, está formada por el conductor o auriga, que es la parte racional del alma, que conduce un carro tirado por un caballo blanco y dócil, que es la parte irascible del alma, y por un caballo negro al que hay que doblegar con la fuerza, que es la parte concupiscible del alma.

El alma racional es la que permite al hombre conocer el bien, y su virtud es la prudencia.

El alma irascible es la que impulsa a actuar, y en ella se encuentran las inclinaciones nobles del hombre como la voluntad, el valor y la fortaleza. Su virtud es la fortaleza.

Y el alma concupiscible es la que impulsa a desear, pero orientada a lo sensible y al placer físico. Su virtud es la templanza.


La reacción de cada una de las partes del alma ante la visión del ser amado se simboliza con la actitud que muestran


cuando el auriga, viendo el semblante amado, siente un calor que recorre toda el alma, llenándose del cosquilleo y de los aguijones del deseo, aquel de los caballos que le es dócil, dominado entonces, como siempre, por el pundonor, se contiene a sí mismo para no saltar sobre el amado. El otro, sin embargo, que no hace ya ni caso de los aguijones, ni del látigo del auriga , se lanza , en impetuoso salto, poniendo en toda clase de aprietos al que con él va uncido y al auriga, y les fuerza a ir hacia el amado y traerle a la memoria los goces de Afrodita. Ellos, al principio se resisten irritados, como si tuvieran que hacer algo indigno y ultrajante.

El auriga, a la vista del ser amado, tiene que sujetar fuertemente el caballo negro que se revuelve contra los otros dos que le dicen que lo deje para otra vez. Pero la situación se produce de nuevo una y otra vez

Pero cuando, después de haber sufrido muchas veces el mismo trato, el caballo malo renuncia a su intemperancia, sigue con sumisión a la prudencia del auriga, (...) y así es como entonces el alma entera del amante sigue al amado con temor y reverencia.

El conflicto moral se produce cuando la parte racional y la parte concupuscible del alma se encuentran en desacuerdo: tengo que entregar mañana sin falta un ejercicio en la Universidad que no he acabado y me han llamado mis amigos para ir a un concierto. El conflicto lo dirime la parte irascible del alma, aceptando lo que es razonable en este caso o dejándose llevar por el deseo.

Con estos ejemplos vemos que Platón utilizó el recurso a los mitos para atraer la atención y hacer más comprensibles y accessibles algunas de sus enseñanzas con narraciones casi sobrenaturales pero que aportan una explicación con un significado profundo a determinados fenómenos y alejada de lo fantástico.

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1 A. N. Whitehead: Proceso y realidad, pág. 67. Editorial Losada. Buenos Aires 1956.

2 Diógenes Laercio: Vidas de los más ilustres filósofos griegos. Vol. 1, pág. 124. Ediciones Orbis, SA. Barcelona 1985.

3 Por ejemplo, el mito de la creación o cómo los hombres encontraron el fuego, en Hesíodo: Teogonía Editorial Gredos. Madrid 1978. O las edades del hombre en Hesíodo: Trabajos y días Editorial Gredos. Madrid 1978.

4 Platón: República, 359 c. Utilizo la numeración de Henri Estienne -Henricus Stephanus- (1531-1598), que divide los textos de Platón en páginas numeradas y cada página en cinco secciones de la a la e, y que es la forma aceptada universalmente para citarlo, con independencia de la edición que se utilice.

5 Platón: Fedro, 274, d.

6 Platón, República, 614, b.

7 id., 514, a.

8 Platón: Fedro, 246, a y 253, c.

9 Platón: Teeteto, 150 b.

08/12/2023

¿Por qué filosofía?

La curiosidad es una actitud innata en los seres inteligentes. La vemos en el bebé que abre cajones, en el usuario de internet que se adentra en páginas web con un título sugerente, en los asiduos de la prensa del corazón, en el científico que investiga, y hasta en los animales. No en vano se dice que la curiosidad mató al gato.

Podemos decir, especialmente en relación a la especie humana, que la curiosidad es una muestra del deseo de saber que, en mayor o menor medida, nos empuja continuamente a querer saber cosas, a cada uno según sus intereses, desde las más prosaicas a las más profundas. Ya lo dijo Aristóteles, nada menos que en el comienzo de su Metafísica: Todos los hombres -todas las personas humanas- desean por naturaleza saber. Y desde siempre, el hombre se ha preguntado si ese día iba a poder cazar lo suficiente para comer, qué tiempo haría el próximo invierno o si el tiempo de su muerte estaba cercano.

Y más allá de eso, el hombre se ha formulado preguntas más abstractas, como de dónde venimos y adónde vamos, o si todo esto está ordenado o simplemente está sometido al caos. Sobre estas últimas preguntas, desde muy antiguo, multitud de personajes han indagado e incluso algunos han intentado dar respuestas. Solo el hecho de plantear las preguntas a lo largo de la historia ha contribuido a que nosotros seamos lo que ahora somos. Las respuestas, está claro, también han sido muy relevantes, pero aunque muchas se suben a las espaldas de las anteriores, parece que todavía hay mucho espacio para seguir reflexionando.

En los tiempos de la llamada inteligencia artificial, en que se nos sugiere que la máquina puede dar soluciones más avanzadas y mejores a los problemas cotidianos o no, me propongo con este blog recordar o presentar por vez primera algunas de las aportaciones de quienes a lo largo de la historia se han dedicado a reflexionar sobre los aspectos más generales de nuestra existencia y sobre los problemas fundamentales que nos planteamos. Se trata en todos los casos de un producto exclusivamente humano, fruto de la reflexión y a veces de la experiencia.

En una coyuntura histórica en que parece que la confianza en el talento humano cotiza a la baja mientras que emerge una alternativa mecánica con unas potencialidades que ahora ignoramos, me propongo volver la vista a algunas de las preguntas y respuestas con las que se ha enriquecido la mente humana y que a todos y a todas nos interesan o nos podrían interesar.


Kant y la crítica de la razón pura (II): la Estética trascendental

  Como vimos en el post anterior , Kant se pregunta c ómo son posibles los juicios sintéticos a priori en matemática y ofrece una respuesta...