18/10/2025

William James. El pragmatismo: la verdad es lo que resulta ventajoso

William James (1842-1910) nació en Nueva York en una familia de origen irlandés muy relacionada con las élites intelectuales de su época. Era hijo de un teólogo y hermano mayor del escritor Henry James, el autor de Las bostonianas1. Estudió en Europa, lo que le permitió un dominio del francés y del alemán. Aunque inicialmente se interesó por la pintura, acabó decantándose por los estudios de medicina, que interrumpió para formar parte de una combate. Fue profesor en Harvard, primero de anatomía y fisiología y después de filosofía.

James es uno de los promotores del pensamiento pragmatista, y en este punto, seguidor de Charles Sanders Peirce (1839-1914), para quien el significado de un pensamiento solo es comprensible en relación con la práctica, de modo que para adquirir una comprensión perfecta del pensamiento sobre un objeto debemos preguntarnos qué efectos prácticos puede implicar. Por eso, un significado que no sea práctico no tiene sentido. 

James divulgó las tesis pragmatistas especialmente en un ciclo de conferencias que compiló en 1907 en una de sus obras más conocidas, Pragmatismo. Un nuevo nombre para algunos antiguos modos de pensar2

En la conferencia segunda, El significado del pragmatismo, nos dice que el pragmatismo fue introducido en la filosofía por Charles Peirce en 1878 y que el término se deriva de la palabra griega πραγμα , que significa acción, de la que vienen nuestras palabras práctica y práctico3

Siguiendo a Peirce, James señala que nuestras creencias son realmente reglas para la acción, y conviene que

para desarrollar el significado de un pensamiento necesitamos determinar qué conducta es adecuada para producirlo: tal conducta es para nosotros toda su significación.4

Para lograr una perfecta claridad en nuestros pensamientos de un objeto necesitamos solo considerar qué efectos concebibles de orden práctico puede implicar el objeto, qué sensaciones podemos esperar de él y qué reacciones habremos de preparar. El principio del pragmatismo es que nuestra concepción de tales efectos, sean inmediatos o remotos es para nosotros todo nuestro concepto del objeto, si es que esta concepción tiene algún significado positivo.

La aplicación práctica del principio del pragmatismo propone, ante una disyuntiva entre dos o más términos, preguntarse en qué aspectos variaría el mundo si fuera cierta esta alternativa o la otra. Para James, las ideas contrarias significan prácticamente la misma cosa, y un significado que no sea práctico es como si no existiera5.

Sorprende realmente advertir cuántas discusiones filosóficas perderían su significación si las sometieran a esta sencilla prueba de señalar una consecuencia concreta. No puede haber aquí una diferencia que no repercuta en otra parte: no puede existir diferencia en una verdad abstracta que no tenga su expresión en un hecho concreto y en la conducta consiguiente sobre el hecho, impuesta sobre alguien, de algún modo, en alguna parte y en algún tiempo. Toda la función de la filosofía debería consistir en hallar qué diferencias nos ocurrirían, en determinados instantes de nuestra vida, si fuera cierta esta o aquella fórmula acerca del mundo.6

Por ejemplo, ante la creencia o no en Dios, la respuesta pragmatista es que si dicha creencia provoca un efecto positivo en la persona es verdadera. O en un conflicto personal entre socios de una misma empresa, la solución verdadera para el pragmatismo es la que permita la continuidad de la empresa, que es el objetivo común.

James advierte que el pragmatismo representa la actitud empírica en filosofía, pero de un modo más radical y en una forma menos objetable, porque se aleja de abstracciones e insuficiencias, de soluciones verbales, de malas razones a priori, de principios inmutables, de sistemas cerrados y pretendidos absolutos y orígenes. Se vuelve hacia lo concreto y adecuado, hacia los hechos, hacia la acción y el poder. El pragmatismo significa el predominio del temperamento empirista y el abandono de la actitud racionalista, y no representa ningún resultado especial, porque solamente es un método7. El pragmatismo no implica resultados particulares y no tiene dogmas ni doctrinas, excepto su método8, que es solamente una actitud de orientación.

La actitud de apartarse de las primeras cosas, principios, categorías, supuestas necesidades, y de mirar hacia las cosas últimas, frutos, consecuencias, hechos.9

Se trata, en suma, de una concepción instrumental de la verdad. Utilizando palabras de Schiller y de Dewey, James sugiere que las ideas, que no son sino partes de nuestra experiencia, llegan a ser ciertas en cuanto nos ayudan a entrar en relación satisfactoria con otras partes de nuestra experiencia, a resumirlas y moverse entre ellas mediante atajos conceptuales en lugar de seguir la interminable sucesión de fenómenos particulares10. El proceso es el siguiente:

El individuo posee ya una provisión de viejas opiniones pero se encuentra con una nueva experiencia que las pone a prueba. Alguien las contradice, o, en un momento de reflexión, descubre que se contradicen las unas a las otras; o sabe de hechos con los que son incompatibles; o se suscitan en él deseos que ellas no pueden satisfacer. El resultado es una íntima molestia, a la que su mente ha sido extraña hasta entonces y de la que intenta escapar modificando sus previas masas de opiniones. Salvará de ellas cuantas pueda, pues en cuestiones de creencias somos todos extremadamente conservadores. Tratará de cambiar primero esta opinión, luego aquélla (pues se resistirán éstas a los cambios en grado muy diverso), hasta que finalmente surja alguna nueva idea que él pueda injertar en su vieja provisión con un mínimo de trastorno para ésta: una idea que sirva de intermediaria entre la provisión y la nueva experiencia, ajustándolas de modo feliz y expedito.11

La nueva idea será adaptada como verdadera. Preservará la vieja provisión de verdades con un mínimo de modificación, ensanchándolas lo suficiente para hacer admitir la nueva, pero concibiendo ésta tan familiarmente como el caso lo permita.

Una nueva idea cuenta como verdadera en cuanto satisface el deseo individual de asimilar la nueva experiencia a su provisión personal de creencias.12

James reconoce la extrañeza que puede causar decir que una idea es verdadera en tanto que creerla es beneficioso para nuestras vidas. Y aún admitiendo que una es buena porque es útil. ¿no supone un extraño uso, y erróneo, emplear la palabra verdad para llamar a las ideas verdaderas por esta razón?13 A lo que responde James que

la verdad es una especie de lo bueno y no como se supone corrientemente una categoría distinta de aquello coordinada con ello. La verdad es el nombre de cuanto en sí mismo demuestra ser bueno como creencia y bueno también por razones evidentes y definidas.14

Esta concepción de la verdad sugiere una dificultad: si una idea puede ayudarnos para orientarnos mejor en la vida, entonces sería realmente mejor para nosotros creer en tal idea, salvo que la creencia en ella no entrara en conflicto incidentalmente con otras ventajas vitales mayores. ¿con qué beneficios vitales se halla más expuesta a chocar cualquier creencia particular nuestra?

el enemigo mayor de cualquiera de nuestras verdades puede serlo el resto de nuestras verdades.15

Porque las verdades poseen siempre un desesperado instinto de autoconservación y deseo de aniquilar a lo que las contradice. Pero lo que aporta el pragmatismo es una actitud mediadora y conciliadora, que suaviza nuestras teorías:

En efecto, carece de prejuicios, de dogmas obstructivos y de cánones rígidos a los que apelar. Es completamente afable. Examinará cualquier hipótesis, considerará cualquier evidencia. Por esto en el campo religioso tiene gran ventaja sobre el positivismo empírico, de base antiteológica; y sobre el racionalismo religioso, caracterizado por un exclusivo interés en lo remoto, lo noble, lo sencillo y lo abstracto en el curso de la concepción.16

Para la cuestión de la existencia de Dios el pragmatismo ofrece un método que amplía el campo de búsqueda, ofreciendo ventajas respecto de las tesis tradicionales:

El racionalismo se aferra a lo lógico y al empíreo; el empirismo, a los sentidos externos. El pragmatismo se halla dispuesto a ambas cosas, a seguir lo lógico o los sentidos y a tener en cuenta la más humilde y la mayor parte de las experiencias personales. Tendrá en cuenta las experiencias místicas, si poseen consecuencias prácticas. Admitirá un Dios que habite en el polvo mismo de los hechos particulares, si le parece un lugar verosímil para encontrarlo.17

En la conferencia sexta, Concepción de la verdad según el pragmatismo, James introduce la cuestión a partir de la definición de verdad que contienen los diccionarios, que la consideran una propiedad de nuestras ideas y que significa adecuación con la realidad, así como la falsedad significa inadecuación con ella. Tanto el pragmatismo como el intelectualismo aceptan esta definición, y discuten sólo cuando surge la cuestión de qué ha de entenderse por los términos adecuación y realidad, cuando se juzga a la realidad como algo con lo que hayan de estar de acuerdo nuestras ideas18

La noción más popular es que una idea verdadera debe copiar su realidad. Esto es realidad cuando se trata de reproducir cosas sensibles, como la idea de un reloj, nos dice James, pero cuando hablamos de cómo funciona el reloj, o de la función del reloj de marcar la hora, o de la elasticidad de su cuerda, es difícil desentrañar de qué son copias sus ideas.

Para los intelectualistas, la verdad significa esencialmente una relación estática inerte. Cuando se alcanza la idea verdadera de algo, se ha llegado al término de la cuestión, no es necesario ir más allá de esta culminación de su destino racional y se ha llegado a un estado de equilibrio.

En cambio, el pragmatismo, admitida como cierta una idea o creencia, se pregunta

¿qué diferencia concreta se deducirá de ello para la vida real de un individuo? ¿Cómo se realizará la verdad? ¿Qué experiencias serán diferentes de las que se obtendrían si estas creencias fueran falsas? En resumen, ¿cuál es, en términos de experiencia, el valor efectivo de la verdad?19

Lo que pregunta del pragmatismo comprende la respuesta:

Ideas verdaderas son las que podemos asimilar, hacer válidas, corroborar y verificar; ideas falsas, son las que no. Esta es la diferencia práctica que supone para nosotros tener ideas verdaderas; éste es, por lo tanto, el significado de la verdad, pues ello es todo lo que es conocido de la verdad.20

La tesis de James es que la verdad de una idea no es una propiedad estancada inherente a ella. La verdad acontece a una idea. Llega a ser cierta, se hace cierta por los acontecimientos. Su verdad es, en efecto, un proceso, el proceso de verificarse, su verificación. Su validez es el proceso de su validación.

La verdad es entonces algo esencialmente ligado con el modo en el que un momento de nuestra experiencia puede conducirnos hacia otros momentos a los que vale la pena de ser conducidos21.

Es algo indiscutible que nuestra experiencia se encuentra llena de regularidades. Una partícula de ella puede ponernos sobre aviso para alcanzar pronto otra y puede proponerse o ser significativa de ese objeto más remoto. El advenimiento del objeto es la verificación del significado. La verdad, en estos casos, que significa la verificación eventual, es manifiestamente incompatible con la desobediencia por nuestra parte. Por realidades u objetos entiende James aquí cosas del sentido común, sensiblemente presentes, o bien relaciones de sentido común tales como fechas, lugares, distancias, géneros, actividades. Tales orientaciones simple y plenamente verificadas son, sin duda alguna, los originales y arquetipos en el proceso de la verdad.

La verdad descansa en su mayor parte sobre su sistema de crédito. Nuestros pensamientos y creencias pasan en tanto ue no haya nadie que los ponga a prueba. Todo esto apunta a una verificación directa en alguna parte sin la que la estructura de la verdad se derrumba. Dice James: ustedes aceptan mi verificación de una cosa, yo la de otra de ustedes. Comerciamos uno con las verdades del otro, pero las creencias concretamente verificadas por alguien son los pilares de toda la superestructura22.

Además de la economía de tiempo, otra razón para renunciar a una verificación completa en los asuntos usuales de la vida, es que todas las cosas existen en géneros y no singularmente. Así, una vez verificadas directamente nuestras ideas sobre el ejemplar de un género nos consideramos libres de aplicarlos a otros ejemplares sin verificación. 

Una mente que habitualmente discierne el género de una cosa que está ante ella y actúa inmediatamente por la ley del género sin detenerse a verificarla, será una mente exacta en el noventa y nueve por ciento de los casos, probado así por su conducta que se acomoda a todo lo que encuentra y no sufre refutación. Por eso

Los procesos que se verifican indirectamente o sólo potencialmente, pueden, pues, ser tan verdaderos como los procesos plenamente verificados. Actúan como actuarían los procesos verdaderos, nos proporcionan las mismas ventajas y solicitan nuestro reconocimiento por las mismas razones. Todo esto en el plano del sentido común de los hechos, que es lo único que ahora estamos considerando.23

La interpretación de la verdad de James es una interpretación de verdades, en plural, de procesos de conducción realizados in rebus, con esta única cualidad en común, que nos conducen en o hacia alguna parte de un sistema que penetra en numerosos puntos de lo percibido por los sentidos, que podemos copiar o no mentalmente, pero con los que en cualquier caso nos hallamos en una clase de relación vagamente designada como verificación.

La verdad para nosotros es simplemente un nombre colectivo para los procesos de verificación, igual que la salud, la riqueza, la fuerza, etcétera, son nombres para otros procesos conectados con la vida, y también proseguidos porque su prosecución retribuye. La verdad se hace lo mismo que se hacen la salud, la riqueza y la fuerza en el curso de la experiencia.24

La cualidad de la verdad, obtenida ante rem, significa pragmáticamente el hecho de que en un mundo tal, innumerables ideas actúan mejor por su verificación indirecta o posible que por la directa y real. Así, pues, verdad ante rem significa solamente verificabilidad (...).25

La crítica de las tesis pragmatistas sobre la verdad de James pone de relieve que identificar la verdad con la utilidad práctica conduce al relativismo y a negar la verdad objetiva. Además, fundamentar la verdad en la experiencia personal lleva a una subjetividad extrema que excluye verdades más allá de la persona individual, y desde luego las verdades universales. También se ha criticado la identificación de la verdad con la utilidad, ya que incluso semánticamente, decir que algo es útil no es lo mismo que decir que es verdadero.

 

________________________ 

1 Henry James Las bostonianas. Random House. Barcelona 2006.

2 William James Pragmatismo. Un nuevo nombre para algunos antiguos modos de pensar. Ediciones Orbis, SA. Barcelona 1984.

3 Pragmatismo..., op. cit., págs. 46-47.

4 id. pág. 47.

5 id., pág. 48.

6 id. págs. 48-49.

7 id., pág. 49.

8 id., pág. 50.

9 id., pág. 51.

10 id., pág. 52.

11 id., pág. 53.

12 id., pág. 55.

13 id., pág. 61.

14 id.

15 id., pág. 62.

16 id., pág. 63.

17 id.

18 id., pág. 130.

19 id., pág. 131.

20 id.

21 id., pág. 133.

22 id., págs. 133-135.

23 id., pág. 135.

24 id., pág. 140.

25 id., pág. 141.

20/09/2025

John Stuart Mill. Utilitarismo y lógica. La inducción como método.

 

John Stuart Mill (1806-1873) es uno de los máximos exponentes del pensamiento utilitarista, que fundamenta la moral en la utilidad, considerando que las acciones son buenas si están orientadas a promover la felicidad entendida como placer y ausencia de dolor, y tanto más en cuanto consiguen la felicidad para el máximo número de personas.

Londinense, era hijo de James Mill, filósofo utilitarista y amigo personal del creador de la corriente utilitarista Jeremy Bentham. Sabemos muchos detalles de su vida porque publicó una interesante Autobiografía1. Recibió una intensa y muy precoz educación de la que se encargó su padre para hacer de él un reformador de la sociedad. Tuvo acceso a los clásicos muy tempranamente, pues inició sus estudios de griego a los tres años y de latín a los seis, y su formación se extendió a la historia, las matemáticas, la física e incluso a la economía, con exclusión de la metafísica y la religión por expreso deseo del padre. Apartado del trato con chicos de su edad, diría más adelante que no había tenido infancia.

Con diecisiete años entró a trabajar por mediación de su padre en la Compañía de las Indias Orientales, donde obtuvo un sueldo desorbitado y como lo que se esperaba de él lo finalizaba en tres o cuatro horas, podía dedicarse a sus otros intereses. La gran actividad desplegada le llevó a un estado de depresión, del que salió para dedicarse a una obra polifacética que abarca como materias principales la política, la economía, la psicología, la religión y la lógica. Nunca ocupó una cátedra universitaria. Fue diputado en la Cámara de los Comunes durante una legislatura, en la que defendió los derechos de las mujeres y de los trabajadores, consiguió que hubiera vagones de trenes para no fumadores y el reconocimiento del derecho a las reuniones públicas en los parques, que dio lugar a la creación del Speakers Corner de Londres. Murió de tuberculosis en Avignon.

Sus obras principales son Consideraciones sobre el gobierno representativo, Sobre la libertad2, El utilitarismo3, Principios de economía política4, Tres ensayos sobre la religión5, y la obra que trataremos a continuación, Un sistema de lógica inductiva6, en que se expone su teoría del conocimiento.

Mill escribió Un sistema de lógica inductiva para explicar cómo funciona el conocimiento humano y especialmente el proceso de inferencia, es decir, cómo se derivan conclusiones a partir de premisas o hipótesis iniciales. Su estudio se orienta fundamentalmente a justificar la inducción en que el conocimiento se obtiene pasando de lo particular a lo general de manera que a partir de la observación de casos particulares se obtiene una conclusión universal.

Mill comienza su exposición advirtiendo que se ha definido y tratado la lógica de muchas maneras por los autores, y que esto es una consecuencia del estado imperfecto de las ciencias7. Se ha definido la lógica como la ciencia y el arte del raciocinio8, pero Mill considera que la palabra raciocinio es ambigua, porque en una primera acepción representa el acto de silogizar mientras que en segundo término es inferir un aserto de otros ya admitidos. Aunque los autores en general se han decantado por la primera acepción, Mill se decanta por la segunda, que tiene un significado más amplio9, y se propone encontrar una nueva definición de lógica.

Para ello, indaga por qué vías accedemos al conocimiento de verdades:

Las verdades nos son conocidas por dos vías. Algunas lo son directamente y por sí mismas; otras por el intermediario de otras verdades. Las primeras son objetos de intuición o de conciencia, las segundas de inferencia. Estando fundada nuestra aquiescencia a una conclusión en la verdad de las premisas, no podríamos nunca llegar por el razonamiento a un conocimiento, si no pudiésemos conocer ya alguna cosa antes de todo razonamiento.

Nuestras sensaciones corporales y nuestras afecciones mentales son ejemplos de verdades inmediatamente conocidas por la conciencia. Yo sé directamente y por mi mismo que ayer estuve triste y que hoy tengo hambre. Los hechos que han tenido lugar fuera de nuestra presencia, los acontecimientos narrados por la Historia, los teoremas de las Matemáticas, son ejemplos de verdades conocidas solamente por vía de inferencia. Inferimos las dos primeras del atestado de los testigos del hecho o de las huellas que estos acontecimientos han podido dejar; la ultima, de las premisas establecidas en los tratados de Geometría bajo el título de definiciones y axiomas, Todo lo que somos capaces de conocer debe pertenecer a una o a la otra de estas dos clases de verdades: debe ser uno de los data primitivos o una de las conclusiones que de estos puede ser sacada.10

Pero nosotros podemos imaginarnos que percibimos o sentimos lo que en realidad inferimos. Por ejemplo, la percepción de la distancia por el ojo, que nos puede parecer una intuición, pero que es en realidad una ilación fundada en la experiencia11. Por eso, Mill considera que una parte esencial de la ciencia qué expone las operaciones del entendimiento humano en la investigación de la verdad ha de determinar cuáles son los hechos que son objeto de intuición o conciencia, y cuáles los que inferimos. Esta investigación nunca se ha considerado, hasta el momento en que Mill escribe esto, que forme parte de la lógica sino de otro campo de la ciencia completamente distinto que es la metafísica12. Pero el círculo de la lógica debe limitarse a aquella parte de nuestro conocimiento que consta de ilaciones hechas de verdades previamente conocidas, tanto si estos datos anteriores son proposiciones generales como observaciones particulares y percepciones.

La Lógica no es la ciencia de la creencia, sino de la prueba. Cuando una creencia pretende ser fundada en pruebas, el oficio propio de la Lógica es suministrar una piedra de toque para verificar la solidez de estos fundamentos. En cuanto a los títulos que una proposición puede tener a la creencia en la prueba única de la conciencia (es decir, en sentido riguroso, sin prueba), la Lógica no tiene nada que ver en ello.13

La mayor parte de nuestros conocimientos, dice Mill, son objeto de ilación, tanto de verdades generales como de hechos particulares, por lo que no solamente las verdades de la ciencia, sino también las verdades de la conducta humana están sujetas a la autoridad de la lógica.

Sacar consecuencias, como se ha dicho, la gran ocupación de la vida. Cada día, a todas horas, en cada instante tenemos necesidad de comprobar hechos que no hemos observado directamente, no con el fin de aumentar la suma de nuestros conocimientos, sino porque estos hechos tienen por sí mismos importancia para nuestros intereses u ocupaciones. La tarea del magistrado, del general, del navegante, del medico, del agricultor es apreciar las razones de creer y de obrar en consecuencia. Todos tienen que cerciorarse de ciertos hechos, para luego aplicar ciertas reglas de conducta imaginadas por ellos mismos o prescriptas por otros; y según lo hacen bien o mal, realizan bien o mal su misión. Esta es la única ocupación en la cual no cesa un momento el espíritu. Pertenece al conocimiento en general y no a la Lógica.14

La lógica no es lo mismo que la ciencia. Todas las ciencias se componen de datos y conclusiones de estos datos, de pruebas y de lo que estas prueban; pues bien, la lógica indica qué relaciones deben existir entre los datos y lo que de ellos puede concluirse, entre la prueba y todo lo que esta puede probar. Toda conclusión exacta, verificada en cualquier tiempo, todo conocimiento adquirido de un modo que no sea la intuición inmediata, depende de la observancia de las leyes cuya investigación es atribución de la lógica. Si las conclusiones son justas y el conocimiento real, sabidas o no, han sido observadas estas leyes.

La Lógica es el juez común y el árbitro de todas las investigaciones particulares. No trata de encontrar la prueba, sino que decide si ha sido hallada.

La Lógica no observa, no inventa, no descubre; juzga. No es la Lógica la que le enseña al médico cuales son los signos de una muerte violenta; debe aprenderlo por su propia experiencia o por la de aquellos que antes de el se entregaron a este particular estudio. Pero la Lógica juzga y decide si esta experiencia garantiza suficientemente sus reglas, y si sus reglas justifican suficientemente su práctica. La Lógica no le suministra las pruebas, pero le enseña como y por que son pruebas y el medio de apreciar su valor. No demuestra que tal hecho particular pruebe este otro, sino que indica las condiciones generales bajo las cuales los hechos pueden probar otros hechos. En cuanto a decidir si un hecho dado llena estas condiciones o si puede haber hechos que las llenen en un caso dado, esto se refiere exclusivamente a la ciencia o al arte interesados en esta investigación.15

Por eso nos dice Mill, recordando palabras de Bacon, que la lógica es ars artium, la ciencia de la ciencia misma16. Y concluye aportando su definición de lógica:

La Lógica, pues, es la ciencia de las operaciones intelectuales que sirven para estimación de la prueba, es decir, a la vez del procedimiento general consistente en ir de lo conocido a lo desconocido, y de las demás operaciones del espíritu en cuanto auxiliares de éste.17

La lógica incluye la operación de denominar, de dar nombres, pues el lenguaje es un instrumento de la inteligencia y un medio para comunicar nuestros pensamientos. Incluye también la definición y la clasificación; por cuanto, no tomando en consideración más que nuestra propia inteligencia, el uso de estas operaciones sirve, no solo para fijar en la memoria y poner así a nuestra disposición las pruebas evidentes y las conclusiones que de ellas sacamos, sino también para ordenar los hechos que en cualquier tiempo nos veamos obligados a investigar, de modo que podamos más claramente percibir qué evidencia tienen, y juzgar con menos riesgo de equivocarnos si es o no suficiente18.

Mill afirma que la inducción es el medio de descubrir y probar las verdades generales:

La inducción, por consiguiente, es la operación del espíritu por la cual inferimos que lo que sabemos ser verdadero en uno o varios casos particulares, será verdadero en todos los casos que se parezcan a los primeros bajo ciertas relaciones asignables. En otros términos, la inducción es el procedimiento por el cual concluimos que lo que os verdadero de ciertos individuos de una clase es verdadero de toda la clase, o que lo que es verdadero algunas veces, lo será siempre en circunstancias semejantes.19

La inducción puede ser definida como una generalización de la experiencia. Consiste en inferir de algunos casos particulares en que un fenómeno es observado, qué se encontrará en todos los casos de una determinada clase, es decir, en todos los casos que se parezcan a los primeros en lo que ofrecen de esencial. Hay un principio implicado en el enunciado mismo de lo que es la inducción, un postulado relativo al curso de la Naturaleza y al orden del universo, que es que hay en la Naturaleza casos paralelos, de modo que lo que sucede una vez sucederá también en circunstancias bastante semejantes, y sucederá siempre que las dichas circunstancias se presenten20.

La proposición de que el curso de la Naturaleza es uniforme es el principio fundamental de la inducción21. Ahora bien, el curso de la Naturaleza no es uniforme solamente, es también infinitamente variado22 . La inducción natural conduce a dar el carácter de verdades generales a todas las proposiciones que son verdaderas en todos los casos conocidos, que da lugar al hábito de esperar que lo que se ha encontrado ser verdad una o varias veces y no se ha visto ser falso todavía, será verdad siempre.

Pero aunque todos tengamos una propensión a generalizar según una experiencia constante, no tenemos siempre para ello una garantía suficiente. Para tener derecho a afirmar que una cosa es verdad universalmente, porque no hemos visto jamás ejemplo de lo contrario, sería preciso estar autorizado para creer que si esos ejemplos contrarios existiesen, nosotros los conoceríamos, y esta seguridad, en la mayoría de los casos, no podemos tenerla sino en un grado muy débil o en ningún grado.23

La inducción por simple enumeración puede, en algunos casos notables, equivaler prácticamente a la prueba. No se puede, sin embargo, tener esta seguridad en ninguno de los asuntos ordinarios de la investigación científica. Las nociones populares están habitualmente fundadas en la inducción por simple enumeración, pero en la ciencia esta inducción nos hace adelantar muy poco. Estamos obligados a comenzar con ella, pero para el estudio exacto de la naturaleza, tenemos necesidad de un instrumento más poderoso y más seguro24.

La uniformidad de la naturaleza no es propiamente uniformidad, sino que consiste en uniformidades, y la regularidad general resulta de la coexistencia de las regularidades parciales. El curso de la Naturaleza en general es constante, porque el curso de sus diversos fenómenos lo es. Un hecho tiene lugar invariablemente cuando ciertas circunstancias se presentan, y no tiene lugar cuando no se presentan. Lo mismo sucede con otro hecho, y así con todos25.

La uniformidad de la naturaleza constituye un hecho complejo compuesto de todas las uniformidades separadas de cada fenómeno. Cuando estas diversas uniformidades son comprobadas por una inducción juzgada suficiente, se las llama comúnmente leyes de la naturaleza. Las uniformidades complejas no son sino casos de uniformidades más simples, y están, por consiguiente, virtualmente afirmadas cuando éstas lo son. Las leyes de la naturaleza son son las proposiciones generales menos numerosas de las cuales podrían ser inferidas deductivamente todas las uniformidades de la naturaleza26.

Toda generalización inductiva bien fundada es una ley de la Naturaleza o un resultado de las leyes de la Naturaleza, susceptible, si estas leyes son conocidas, de ser previsto. El problema de la lógica inductiva puede así resumirse en estas dos cuestiones: ¿Cómo comprobar las leyes de la Naturaleza, y cómo, después de haberlas comprobado, seguirlas en sus resultados?27

Mill propone dos métodos para separar del grupo de las circunstancias que preceden o siguen a un fenómeno aquellas otras a las cuales está realmente ligado por una ley inviolable.

El uno consiste en comparar los diferentes casos en los que el fenómeno se presenta; el otro, en comparar los casos en que el fenómeno tiene lugar con casos semejantes bajo otros aspectos, pero en los cuales no se presenta. Se puede llamar a estos dos métodos, el uno método de concordancia; el otro, método de diferencia.28

Del método de concordancia, Mill deduce el primer canon:

Si dos o más fenómenos objeto de la investigación tienen solamente una circunstancia común, la circunstancia en la cual todos los casos concuerdan es la causa (o el efecto) del fenómeno.29

Del método de diferencia extrae el siguiente canon:

Si un caso en el cual el fenómeno se presenta y un caso en que no se presenta tienen todas las circunstancias comunes, fuera de una sola, presentándose ésta solamente en el primer caso, la circunstancia única en la cual difieren los dos casos es el efecto, o la causa, o parte indispensable de la causa, del fenómeno.30

De la aplicación combinada de los dos métodos anteriores surge el método conjunto de concordancia y diferencia, del que se deriva el siguiente canon:

Si dos casos o más en los cuáles se efectúa el fenómeno tienen una sola circunstancia común, mientras que dos casos o más en los cuales no se efectúa no tienen más de común que la ausencia de esta circunstancia, la circunstancia por la cual únicamente difieren los dos grupos de casos es el efecto, o la causa, o una parte necesaria de la causa del fenómeno.31

Mill propone dos métodos complementarios: el método de residuos y el método de las variaciones concomitantes.

En el método de residuos, una vez separado de un fenómeno dado todo lo que en virtud de  indicaciones anteriores puede ser atribuido a causas comunes conocidas, lo que reste será el efecto de los antecedentes que han sido despreciados o cuyo efecto era aún una cantidad desconocida32. El canon resultante es el siguiente:

Separad de un fenómeno la parte que se sabe, por inducciones anteriores, ser el efecto de ciertos antecedentes, y el residuo del fenómeno es el efecto de los antecedentes restantes.33

Para la clase de leyes que no es posible determinar por ninguno de los tres métodos anteriores, que se refieren, dice Mill, a esos agentes naturales indestructibles que es a la vez imposible excluir y  aislar, que no podemos ni impedir que se presenten, ni impedir que se presenten solos, existe el método de observar la relación proporcional entre dos fenómenos que varían a la vez con lo que llama el método de las variaciones concomitantes34. Su canon es el siguiente:

Un fenómeno que varia de cierta manera, siempre que otro fenómeno varía de la misma manera, es, o una causa o un efecto de este fenómeno, o está ligado a él por algún hecho de causación.35

Para Mill el conocimiento científico se apoya en el descubrimiento de leyes causales. No basta con describir fenómenos, hay que identificar los nexos que los producen.

La causa, pues, filosóficamente hablando, es la suma de las condiciones positivas y negativas tomadas juntas, el total de las contingencias de toda naturaleza, que siendo realizadas, hacen que siga el consiguiente de toda necesidad. Las condiciones negativas del fenómeno, cuya enumeración en detalle sería muy larga, pueden resumirse en un solo hecho, a saber: la ausencia de causas preventivas o contrarias36.

Toda inducción es provisional, porque puede ser modificada o corregida por observaciones o experimentos posteriores. Esto llevaba, como recordaremos, a Hume y a los empiristas a un callejón sin salida del que intentó salir Kant, y debilita los fundamentos de la teoría de conocimiento de Mill, que ha hecho que algunos autores consideren que lo que expone Mill no es en sentido estricto una lógica sino una metodología de investigación.

 

___________________________________________________ 

1 John Stuart Mill, Autobiografía. El libro de bolsillo. Filosofía. Alianza Editorial 2008.

2 John Stuart Mill, Sobre la libertad. El utilitarismo. Colección Historia del pensamiento núm. 57. Ediciones Orbis. Barcelona 1984.

3 id.

4 John Stuart Mill, Principios de economía política. Fondo de Cultura Económica. México 1943.

5 John Stuart Mill, Tres ensayos sobre la religión. Editorial Trotta. Madrid 2014.

6 John Stuart Mill, Un sistema de lógica inductiva. Daniel Jorro editor. Madrid 1917.

7 id., pág. 9.

8 id., pág. 10.

9 id., pág. 11.

10 id., págs. 13.

11 id., págs. 14.

12 id., pág. 15.

13 id., pág. 16.

14 id.

15 id., págs. 17.

16 id.

17 id., pág. 19.

18 id.

19 id., pág. 292.

20 id., pág. 306.

21 id., pág. 308.

22 id., pág. 310.

23 id., pág. 311.

24 id.

25 id., pág. 315.

26 id., pág. 316.

27 id., pág. 317.

28 id., pág. 366.

29 id., pág. 369.

30 id., pág. 370.

31 id., pág. 376.

32 id., pág. 377.

33 id., pág. 378.

34 id.

35 id., pág. 379.

36 id., pág. 332.

23/08/2025

Ludwig Feuerbach. El humanismo materialista.

 

Ludwig Feuerbach (1804-1872) es el introductor del materialismo histórico y del antropocentrismo en su época y promueve una filosofía de la inmanencia. Ejerció una gran influencia sobre Marx, que escribió su Tesis sobre Feuerbach1, sobre Engels, que también escribió Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana2, y también sobre Bakunin. Bávaro, fue hijo del criminalista Paul Johann Anselm von Feuerbach, promotor del principio de legalidad penal. 

Cursó estudios de teología, que abandonó pronto, y fue discípulo de Hegel, aunque después fue muy crítico con su doctrina.

Fue profesor de filosofía en Erlangen entre 1829 y 1832, pero su carrera académica se vio interrumpida tras la publicación en 1830 de su obra Pensamientos sobre la muerte y la inmortalidad 3que causó un gran escándalo porque en ella descarta la inmortalidad personal y la sitúa en la especie humana y en la naturaleza.

Su obra principal es La esencia del cristianismo4, donde afirma que la religión es la proyección de la esencia humana, reduce la teología y la religión a la antropología y define el concepto de alienación aplicada a la religión porque con ella, dice Feuerbach, el hombre enajena sus propiedades esenciales y se las atribuye a un ser externo.

La teoría del conocimiento de Feuerbach está expuesta en sus Tesis provisionales para la reforma de la filosofía5 y en su continuación y desarrollo Principios de la filosofía del futuro6, que se centra en el ser humano real y sensible y se aparta de la abstracción idealista de la filosofía hegeliana.

La tesis básica es que el conocimiento no se alcanza a través de la pura razón o la especulación, sino a través de la experiencia sensible y su relación con el mundo material.

Lo real en su realidad o en tanto que realidad es lo real en tanto que objeto de los sentidos, es lo sensible. Verdad, realidad, sensibilidad, son idénticos. Solo un ser sensible es un ser verdadero, un ser real. Solo a través de los sentidos se da un objeto (Gegenstand) en el verdadero sentido -no se da a través del pensar para sí- El objeto dado al pensar u objeto idéntico no es más que pensamiento.7

A partir de esta afirmación, Feuerbach desarrolla lo que él llama una nueva filosofía o filosofía del futuro, que es una filosofía humanista y materialista basada en el ser real y no en las abstracciones y que se propone en sustitución de la filosofía idealista y especulativa.

La nueva filosofía contempla y considera el ser tal como es para nosotros no solo como pensante, sino como ser realmente existente (…). El ser en tanto que objeto (Gegenstand) del ser -y solamente este ser es ser, y solo él merece el nombre de ser- es el ser de los sentidos, de la intuición, del sentimiento, del amor.8

Feuerbach considera que lo individual solo tiene valor absoluto en el sentimiento y en el amor.

El amor es pasión, y solo la pasión es el signo distintivo de la existencia.9

La nueva filosofía reposa en la verdad del amor y del sentimiento.

(…) la nueva filosofía no es sino la esencia del sentimiento elevada a la conciencia: ella solo afirma en y a través de la razón lo que todo hombre -el hombre real- reconoce en el corazón. Ella es el corazón transportado al entendimiento.10

Por eso, el corazón no quiere objetos ni seres abstractos ni metafísicos, quiere objetos y seres reales y sensibles.

Si la vieja filosofía decía: lo que no es pensado, no es: la nueva filosofía, por el contrario, dice: lo que no es amado ni puede ser amado, no es.11

El amor pasa a ser el criterio de la verdad y de la realidad.

Donde no hay amor, no hay tampoco verdad. Y solo es algo lo que algo ama; no ser y no amar son idénticos. Cuanto más uno es, más ama, y a la inversa.12

El punto de partida de la nueva filosofía es la proposición yo soy un ser real, un ser sensible; más aún, incluso el cuerpo en su totalidad es mi Yo, es mi ser mismo, en oposición a la vieja filosofía cuyo punto de partida era yo soy un ser abstracto, un ser únicamente pensante, el cuerpo no pertenece a mi ser.13

Por eso solo es verdadero lo que no necesita de ninguna prueba, lo que es cierto inmediatamente por sí mismo, lo que suscita inmediatamente la afirmación de que es claro como la luz del sol.

Pero solo es claro como la luz del sol lo sensible; únicamente allí donde comienza la sensibilidad se acaba toda duda y todo litigio. El misterio del saber inmediato es la sensibilidad.14

Los sentidos, dice Feuerbach, son el órgano de lo absoluto, de modo que el arte, cuyo objeto es el objeto de la vista, del oído, del sentimiento..., presenta la verdad en lo sensible y de lo sensible15. Pero no solo las cosas exteriores constituyen el objeto de los sentidos, porque el hombre es objeto para sí mismo en tanto que objeto de los sentidos.

No solo sentimos las piedras y la madera, no solo la carne y el hueso: también sentimos sentimientos al estrechar la mano o al rozar los labios de un ser sensitivo; por nuestros oídos no solo percibimos el murmullo del agua y el susurro de las hojas, sino también la voz espiritual del amor y la sabiduría; no solo vemos superficies especulares y espectros de colores, sino que también miramos la mirada del hombre.16

El ser y la apariencia no pertenecen a dos mundos separados, un mundo suprasensible al que pertenece el ser y un mundo sensible al que pertenece la apariencia, porque ambos están en la sensibilidad. No hay que rebasar la sensibilidad para llegar al límite de lo solamente sensible, solo es preciso no separar el entendimiento de los sentidos para hallar lo suprasensible, es decir, el espíritu y la razón, en lo sensible17.

Puesto que lo sensible no es lo inmediato, lo profano, lo que carece de pensamiento, lo que es evidente por sí mismo, dado que la primera intuición del hombre lo es de la representación y de la fantasía, la tarea de la filosofía y de la ciencia es poner a la vista lo que para el ojo común no es visible, sin apartarse de lo sensible y sin transformar los objetos en pensamientos y representaciones18.

La nueva filosofía tiene como principio epistemológico, no el yo, no la razón por sí sola, sino el ser real y total del hombre, porque la realidad, el sujeto de la razón, es solo el hombre. Se funda en la razón, pero en una razón cuya esencia es la esencia humana.

De ahí que donde la vieja filosofía decía: solo lo racional es lo verdadero y real, la nueva filosofía diga, por el contrario: solo lo humano es lo verdadero y lo real; porque solo lo humano es lo racional: el hombre es la medida de la razón.19

El hombre es entonces el fundamento de la unidad del pensar y el ser, y de esta afirmación deriva Feuerbach el siguiente imperativo categórico:

No quieras ser filósofo a diferencia de ser hombre; no seas otra cosa que un hombre pensante; no pienses como pensador, es decir, como una facultad desgarrada de la totalidad de la esencia real del hombre y aislada para sí misma; piensa como ser vivo y real (…) y no pienses en el vacío de la abstracción (…) y entonces podrás asegurarte de que tus pensamientos son unidades de ser y pensar (…).20

La crítica de Marx a Feuerbach21 se centra en atribuir carácter contemplativo al materialismo que describe, diciendo que este

apela a la contemplación sensorial; pero no concibe la sensoriedad como una actividad práctica, como actividad sensorial humana.22

Marx considera que la vida social es esencialmente práctica, de modo que todos los misterios encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esa práctica23, por lo que afirma, en relación a Feuerbach, que

A lo que más llega el materialismo contemplativo, es decir, el materialismo que no concibe la sensoriedad como actividad práctica, es a contemplar a los distintos individuos dentro de la “sociedad civil”.24

Ello le da pie para enunciar una de sus más famosas tesis de que el pensamiento debe venir acompañado de la acción, que la filosofía no debe quedarse en la mera contemplación teórica sino que ha de comprometerse para cambiar la realidad. Que es una llamada a la praxis revolucionaria.

Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.25

 

________________________________ 

1 Carlos Marx y Federico Engels: Tesis sobre Feuerbach y otros escritos filosóficos, págs. 14-17.

2 id., págs. 19-88.

3 Ludwig Feuerbach: Pensamientos sobre la muerte y la inmortalidad. El Libro de Bolsillo Alianza. Sección Filosofía. Vol.164. Alianza Editorial 1993.

4 Ludwig Feuerbach: La esencia del cristianismo. Biblioteca libre. OMEGALFA 2018.

5 Ludwig Feuerbach: Tesis provisionales para la reforma de la filosofía. Ediciones Orbis SA. Barcelona 1984.

6 Ludwig Feuerbach: Principios de la filosofía del futuro. Ediciones Orbis SA. Barcelona 1984.

7 Principios..., op. cit., págs 100-101.

8 id., pág. 102.

9 id.

10 id., pág. 103.

11 id., pág. 104.

12 id.

13 id.

14 id., pág. 105.

15 id., pág. 107.

16 id., pág. 108.

17 id., págs. 109-110.

18 id., pág. 110.

19 id., pág. 118.

20 id.

21 Que se resume en sus Tesis..., op. cit.

22 Tesis V.

23 Tesis VIII.

24 Tesis IX.

25 Tesis XI.

William James. El pragmatismo: la verdad es lo que resulta ventajoso

William James (1842-1910) nació en Nueva York en una familia de origen irlandés muy relacionada con las élites intelectuales de su época. Er...